martes, 9 de febrero de 2010

LA DE DECISIÓN DE IRENE


Siempre que quiero contar una de esas historias mías pienso en vos, sí en vos, que los estás leyendo, entonces me digo, seguro que va quedarse con la idea que me invento todo.
Te sirve de algo si te prometo que no me gusta mentir, y si te explico ¿por qué no me gusta vas a creer la historia que voy a intentar contarte?, si no, me da qué sé yo, ¿viste?, bueno, cuando era chica tenía que mentir, en otra historia te contaré por qué. Entonces cuando dejé de hacerlo me dije, nunca más voy a mentir, y salvo mentirijillas, esas que dicen que son para salir del apuro y pocas, no he hecho.
El sufrimiento es jodido, y el de otro ser es peor, da igual que ser, un gato, un perro, un pájaro, no sé hasta una planta que ves que se va muriendo duele. A mi al menos me pasa eso, siempre me pasó, cuando era chica teníamos en mi casa animalitos, conejos, cuises, perdices, palomas, gatos, perros, loros, papagallo, teros, y algunos más que ahora no recuerdo. Mi casa parecía un Zoo.
En Montevideo hay un Zoológico, para lo que es la ciudad es grande, en aquéllos no estaba tan bien acondicionado como puee estarlo ahora, que no lo sé porque ya no vivo ahí. Me encantaba ir al Zoo, se llamaba Villa Dolores, mi abuela María, la madre de mi madre, vivía cerca de él, así que yo iba a su casa y luego nos íbamos andando hasta allí las dos.
Nací en los cincuenta y mi madre era de las que pensaba que los niños debían independizarse lo antes posible, ir a la escuela sola, andar en autobus, aprender el nombre de las calles, y no recuerdo exactamente a qué edad andaba sola por las calles haciendo recados bajando y subiendo de los autobuses. A veces iba con amigas que tal vez teníamos ocho o nueve años, eso sí nunca se me olvidaba que había que cruzar en las esquinas, nunca en el medio de las calles o avenidas, ahí era más fácil que te atropellaran. Fácil era cuando había un paso de cebra, mi madre decía si te atropellan en uno te pagan, en medio de la calle no. Ese consejo hasta ahora lo recuerdo, y otro era, si ves que más gente cruza, siempre en una esquina espera a que todos crucen, es más seguro que los coches paren. Antes no había ni semáforos, y pocos pasos de cebra.
Para ir al cole había que cruzar una avenida muy concurrida, y nunca había un policía de tráfico ni nada.
Me estoy enrollando como una persiana, todo esto para explicar que iba al Zoo con mi abuela, sola hasta su casa en autobús y luego andando con ella, ah, y que no me gustaba ver sufrir ni a las plantas, que al final también son seres vivos y sienten.
Ahora tengo tres gatos y plantas, me gusta verlos vivos como disfrutando de la vida.
Un pensamiento me lleva a otro recuerdo y así voy de una cosa a la otra. Imagínate entonces si en todos estos recuerdos tengo también el sufrimiento de niños y personas, para mi a veces se me hace insoportable.
Un sicólogo, que era húngaro le dijo a mi madre que era una niña con una hipersensibilidad muy importante, que eso no se corre gía de ninguna manera, cuando lo dijo su tono era como si llevara encima una desgracia muy grande. Eso me pareció al menos cuando lo escuché, la cara de mi madre no ayudó mucho tampoco, parecía algo serio, ahora comprendo que lo era.
Esto no es lo que iba a contarte al principio, pero entra dentro de toda una larga explicación, si te aburro perdóname, ahí va la historia, tengo más pero me he dicidido por ésta.
Conocí a Irene trabajando en el hospital, una señora que al recibirla noté en ella una mirada que me sonreía con una claridad luminosa, su pelo era casi blanquecino brillante impecable, una sonrisa amable y cariñosa, nos miramos como si nos conociéramos, algo instantáneo que pasa a veces, en momentos muy especiales, que sientes que algo de fuera que está en su sitio pero fuera de ti, algo que pertenece a otro lugar desconocido interactúa contigo y con el otro.
Difícil de entender al principio, percibes mucho y no entiendes nada, cuando estas suelen pasarte a menudo ni te preguntas, dejas pasar porque comprendes que en esos momentos las respuestas faltan, sabes que las tendrás, sucederan cosas y sabrás por qué esas miradas se hablaron sin que esas bocas se dijeran ni una palabra.
El contacto con Irene era muy cariñoso como si hubiéramos estado juntas mucho tiempo, estaba triste aunque sus ojos tenían esa sonrisa tan hermosa.
Cuando tenía ratos libres me gustaba pasar por su habitación a conversar y me contaba su vida, sobre todo lo sola que se sentía desde que su marido había muerto. Qué triste se sentía por sus dos hijas adultas y tan distanciadas entre sí y con ella.
Me encantaba escucharla, necesitaba hablar, ser escuchada, poco le decía de mi, me interesaba mucho su historia, una parte de ella era como si yo misma me transportara al futuro y estuviera hablando de mi marido muerto de cómo lo quería, cómo lo extrañaba, cómo me gustaría estar con él, todo eso era lo que ella decía. Entonces un día le dije que en ese aspecto la entendía porque también me sentía muy sola y enamorada como ella.
Su vida se había convertido en un vacío, con su marido había sido muy feliz, ahora hacía muchos años que esperaba le llegara el momento del reencuentro con él.
Cuando me hablaba era tan feliz que se le iluminaba la cara, parecía que se iba de la habitación cuando me contaba cosas de su vida con él.
Estaba ingresada para hacerle unos estudios, ella estaba aparentemente bien, sus hijas venían a verla por la tarde, nunca el mismo día ni a la misma hora.
El día antes de mi día de fiesta me despedía de ella, era cuando hacía la noche, por la mañana.
La primera noche habíamos tenido varios días de contacto, y me confesó que no podía dormir, que la pastilla no funcionaba. Al terminar la ronda pasé a verla, charlamos bajito para no despertar a la otra señora de la cama de al lado y se me ocurre darle una idea.
-Irene, mira, creo que lo que tienes que hacer es cerrar los ojos y no tratar de dormir, empieza a recordar una de las mejores noches con tu marido, una, dos o tres, las que quieras, y disfruta como en esos momentos, no te cortes un pelo, porque esos momentos son tuyos, están dentro de ti. Tienes todo el derecho a vivirlos todas las veces que quieras. Recuerda con él todo lo que desees, olvídate de todo lo que vino luego, todo lo que te han hecho vivir sin él, eso no les pertenece ni a ti ni a él. Revive sólo lo vuestro lo que vosotros costruisteis con vuestro amor día a día, momento a momento, tienes toda la noche, por la mañana vendré a despedirme y me contarás dónde estuvisteis, cómo lo habeís pasado.
Le di un beso y me fui.
Por la mañana como le prometí fui a su habitación con los termómetros y ya estaba despierta, ella y su compañera de habitación, las dos charlando.
Irene contenta, contándo qué bien había dormido toda la noche.
Les dejé los termómetros, lueago los recogí, y no teníamos tiempo para hablar.
Antes de irme pasé y le pregunté ¿qué tal?, entonces bajito me contó que hacía años que no había dormido y pasado una noche tan especial. Había estado toda la noche con él.
Que habían estado toda la noche juntos, se sonreía con una cara pícara y feliz, me había hecho caso, no se había cortado un pelo, se había permitido todo. Que estaba segura que sólo quería estar con él, y que él la estaba esperando. Me despedí de ella, no le gustaba que tuviera dos días de fiesta, pero lo entendía.
Al volver después de dos días, me entero que Irene tiene una tumoración maligna en el hígado. Ella seguía divinamente con sus sueños y durmiendo toda la noche.
Me atreví a hacer algo arriesgado y hablé por separado con sus hijas para que delante de ella se dieran un abrazo aunque fuera fingido, era un deseo que ella tenía. En lugar de mandarme a la mierda, quedaron una tarde y lo hicieron.
Irene no sé si se lo creyó o no, pero lo disfrutó, ella no sabía que tenía cáncer, que no se podía operar, y que se iba a morir en su casa, vaya a saber cuándo. Ella seguía ahí, esperando que el tiempo pasara, conversando conmigo, amable con todos, soñando y amando a su marido, recibiendo a sus nietos y sus familiares con todo su cariño.
A pocos días de todos estos acontecimientos, hago una noche, y luego de una de nuestras charlas sabiendo que no voy a ir a trabajar al otro día, cuando me despido por la mañana me dice:
-gracias por todo lo que has hecho por mi, me alegro tanto de haberte encontrado, desde
el momento que te vi supe que algo especial me iba a pasar contigo, cuando vuelvas ya
no estaré aquí.
- ¿te darán el alta?, le pregunté
- no, hoy de tarde me voy de este mundo, me voy con él.
- Irene, qué cosas dices.
- es en serio, te llamarán y te lo dirán, no te pongas triste, porque yo estaré feliz, es lo que
quiero, ¿me das un abrazo y una sonrisa?, eres preciosa.
La señora de la cama de al lado estaba dormida, menos mal, cuando salí le conté a mi compañera sobre lo que me había dicho. Luego supe que a ella también le dijo que se iba por la tarde y se despidió de ella.
A las cinco de la tarde me sonó el móvil, me avisaban que Irene había muerto, había pedido que me avisaran cuando muriera y que me daba las gracias por todo. Cerró los ojos y creyeron que estaba dormida.
Está de más decir que quedé muy impresionada por todo, nunca la he olvidado.
También decir que no fue la primera ni la última experiencia de este tipo.



domingo, 15 de marzo de 2009

LA TEORÍA DE LOS TRES MUNDOS

I

Como un actor, preso a su personaje,
yo sigo preso al viejo barrio,
y sus mansedumbres.

Eso si: el viejo barrio
no tiene sólo un nombre,
ni una sola mujer, ni un solo bar;

es una multitud de jardines y jaulas
alborotadas por los cardenales,
innumerables humos de cocinas humildes.

II

Es para adolescentes
hacer lo que hay que hacer,
mientras la adolescencia
es un fruto en sazón,

esto es:bailar con las muchachas,
compartir una esquina,
tener héroes comunes,
jugar al fútbol, delicadamente
y desconocer las míticas
razones que les alejan
de la eternidad.

III

No es orgullo ser pobre:
sólo una consecuencia.

Es un orgullo ser humilde,
cautamente austero,

esto es: que el austero
no sea fatuo

de la humildad que
eligió como norma.


lunes, 9 de marzo de 2009

"HABLANDO CON UN AMIGO"

Cuando tienes 18 años haces cosas que al recordarlas y contarlas suenan de otro mundo. Sin embargo pasaron, mi amigo me escuchaba, ¿sucedió verdaderamente o es una creación de mi imaginación?
Tu decides.
Si estudias ciencias, quieres aprender, en cierto lugar de este mundo, le daban al estudiante un permiso escrito del instituto, para ir al cementerio y recoger un esqueleto que nadie había reclamado.
Ese día, de mi historia que voy a contarles, dos chicas se presentaron en el depósito de esqueletos del cementerio, de ese lugar del mundo, portando dos sacos de arpillera para recoger uno.
Había que ser listas y llevar una buena propina para que les dieran uno completo. Ahí se presentaron y vieron montones de huesos en el suelo dispuestos para recoger.
La mayoría de los estudiantes se llevaban esos ya colocados para la ocasión, sin embargo estas dos que he nombrado anteriormente, decidieron ir más lejos.
Se acercaron al funcionario, le pidieron uno completo, le enseñaron el dinero, y éste sin más las introdujo en una especie de galpón grande.
La impresión que daba ese lugar era tenebroso, pero no se achicaron ni un poquito.
¿Sintieron miedo?, quizá, eso no lo contaron.
El funcionario, eligió un cajón cerrado, y haciendo palanca con una herramienta lo abrió.
Al mirar dentro, aquéllo parecía de color beige, no se veía el esqueleto, sin embargo ahí estaba.
Había que meter las manos y sacarlo. ¿Qué era eso que lo cubría?
Pronto se enteraron, metiendo sus manos vieron que esa masa beige cobraba un movimiento, no eran más que pequeños gusanos, ¿asquerosos?, tal vez.
Tenían que sacar lo que iban a buscar, así que se remangaron, y, como pudieron, fueron sacando a Victor, que así lo llamaron luego de convertirlo en algo útil para el estudio que iban a realizar.
Era grande, les costó quitarlo de aquél cajón mohoso, viejo, y lleno de gusanos.
Cargaron en los sacos al pobre Victor, que no tuvo a nadie que lo fuera a reclamar.
Aquél cementerio era grande, por suerte era de día, un día con mucho sol, un cielo azul, y bastante calor. Había que caminar un buen trecho, para llegar a la salida, y coger el autobús.
Lo consiguieron, pero aquí no acaba la historia. Al pobre Victor, que al final de cuentas ya no era tan desgraciado, tenía que ser convertido en algo que ni se hubiera imaginado en vida. Un esqueleto limpio, así que fueron a por ello.
¿Cómo?, limpiándolo, desprendiendo los colgajos que aún lo mantenían unido en algunas partes de su cuerpo. Lo hicieron con un cuchillo afilado, cortaron, separaron, y al final Victor terminó en una azotea hirviendo en una olla, con una pequeña garrafa de gas.
Como era tan grande aquéllo se hizo poco a poco, no había una olla tan grande como para meterlo de una vez. Días y días parte por parte, aquélla olla iba hirviendo los huesos de aquél esqueleto completo.
Olía a cocido madrileño, la familia estaba un poco horrorizada, por eso, terminaron las dos en la azotea, el olor era bastante penetrante, peor era la situación, porque sabían de dónde procedía.
Todo hervido, separado, limpio, aún tenía que pasar otra etapa. Otra vez hervir todo aquél esqueleto, pero, con lejía. Ya no olía a cocido sino a limpio.
Quedó precioso, según me contaron. Todos tenían que ver con Victor, lo guapo y presentable que había quedado. Todas sus partes perfectas, perdón, no todas, me olvida que me contaron, que la perra que tenía una de las chicas, cogió un fémur y casi se come la cabeza, aclaro, del fémur, le quedó una muesca, sin importancia.
Claro está, que en algún momento de todo el proceso, se les antojaba pensar, que había sido un hombre, con su cuerpo, su vida, pero, ¿qué vida?.
Nunca se supo, pero daba cosa verlo, y suponer cómo había sido en vida, que al final de tres años muerto, nadie fue a reclamar sus restos.
De cualquier manera, Victor, fue muy importante en su muerte, porque aquéllas dos chicas tuvieron el valor de rescatarlo de los gusanos, y dejarlo más guapo de lo que jamás hubiera soñado.
Dieron clases con él, estudiaron con él, una de ellas lo tenía en el dormitorio, su cráneo perfecto, estaba sobre el escritorio.
¿Qué más hubiera querido Victor?. Varias veces, la que lo utilizaba, le dio las gracias, no dejaba de pensar si lo que habían hecho estaba bien o mal.
Había que estudiar anatomía, que mejor que con Victor.
Sólo una de ellas lo utilizó, la otra sólo colaboró en la labor de recoger, y limpiar aquel conjunto de huesos.
Victor fue prestado varias veces, porque era hermoso, era importante.
Al final, no se sabe cómo pero, nunca volvió a las manos de su "dueña".
Hoy después de tantos años, estará en las manos de algún estudiante, que lo toca, lo mima, le recorre las huellas de sus huesos como nadie quizá lo haya hecho jamás con tanto cariño.
Gracias a esa amiga que ayudó en la labor de rescate, gracias a ese amigo que escuchó este cuento y casi vomita, pero, no lo hizo.
¿Se habrá creído de verdad que en alguna parte de este mundo, pudo haber ocurrido algo tan pecaminoso?. ¿Qué diría el Sr. Ovispo si supiera este cuento, o realidad?

viernes, 2 de mayo de 2008

martes, 29 de abril de 2008

BASTA YA DE MANTENER ZÁNGANOS...

La sociedad nos ha contaminado, nos ha hecho olvidar que todos moriremos, que es para algunas personas un cambio de estado simplemente. Me encanta esta idea, porque ¿dónde va nuestra energía?, pero en este momento no es ese el tema. Me preocupa haber visto cómo dejan en algunos hospitales, morir a las personas sufriendo porque el médico de turno no aplica paliativos. En estos momentos, acabo de escuchar un debate sobre la autorización otorgada a la iglesia católica, en los comité de ética de los hospitales de Madrid. Además, escuchar que un cura diga, que el sufrimiento de una persona en estado terminal, tiene que ver con el sufrimiento de Cristo en la cruz, y que él no necesitó ningún paliativo, parece cosa de locos.
Que miedo da toda esta gente, opinan, decretan, autorizan, pero lo más increíble es que, cuando son ellos los que están en esa situación desesperada por un familiar, por ejemplo, tienen la osadía de recurrir al enchufe que sea, para poder aliviar el sufrimiento de quien lo padece o aliviar su propia conciencia.
Mi trabajo en hospitales me ha enseñado que, el que más relaciones tiene, o se impone como debe ante la "autoridad del señor doctor", corren mejor suerte cuando llega el sufrimiento que algunos padecen antes de morir.
"Nacer es la enfermedad de la muerte", es una verdad, pero no por ello se debe dejar a una persona desesperar de dolor viendo llegar su fin inevitable. La cultura nos ha deshumanizado tanto que en algunos lugares de España, dejan morir a la gente sin los calmantes adecuados por la "ética o conciencia" del medicucho de turno, el que por supuesto no está cuando las "papas queman" sino el primero de guardia que aparece.
La gente de la calle que cae en un hospital, cree que dentro de ese recinto hay personas con muchos títulos, pero, no sabe ni se lo cuestiona, el grado humano que puede encontrar dentro del lugar que tal vez sea el último que visite.
Todos tenemos miedos, todos alguna vez hemos sufrido por alguien, y supongo que lo que más deberíamos desear, es que la persona que va a hacer su último viaje, lo haga lo más plácidamente posible.
Si eso nos ocurre es, porque hemos encontrado a las personas idóneas y solidarias que deben estar en los hospitales, nos ha tocado la lotería.
La película y el debate han sido una excusa para contar, que no debemos nunca dejar nuestro destino en manos de cualquiera y menos el sufrimiento nuestro o de cualquier persona cercana a nosotros.
Que la curia se ocupe de sus asuntos, que en todo caso, todas las religiones deberían representar a la gente en ese comité, entonces no cabrían en una sala de comité.
Dejen que muramos en paz, como cada uno lo desee, nadie tiene derecho a dejar sufrir a una persona por su moralina barata.
¿España es a-confesional?, ¿la familia real alguna vez ha estado en lista de espera?
Este tema tiene tela, sería para otra entrada. El enchufe funciona, es así de lamentable. Debemos tener los ojos bien abiertos y defender siempre nuestros legítimos derechos, porque los tenemos.
La Seguridad Social se va al garete si no vemos lo que está pasando, como merma el personal y los presupuestos.
Vengo de un País que el los Sesenta era "La Suiza de América Latina", pues bien, se cargaron todo, ahora veo que aquí está pasando lo mismo, el "Poder" no tiene prisa, pero llega a dónde pretende y va quitando poco a poco de manera que ni nos enteramos.
Cuando queremos acordar hemos perdido más derechos de los que nos podemos imaginar.
¿Quienes quieren ir haciendo poco a poco agujeros a este barco para que se hunda poco a poco?.
Hoy de madrugada en el hospital, un hombre ingresado en neumología, se tiró de la décima planta, cogió las llaves de la ventana de su habitación del control de enfermería, sin que nadie lo viera. El enfermo que compartía habitación y un acompañante trataron de evitar que saltara. No fue posible sujetarlo, murió al instante, quedó destartalado, y estuvo horas, esperando que recogieran su cuerpo, mientras llegaban los policías, juez, bomberos, mientras, nosotros los trabajadores, mirando al pobre hombre muerto, tirado, solo.
Hay tanta gente sola, enferma, triste, que no encuentran alivio, salida. Este Señor encontró la forma de escapar, tal vez, a un sufrimiento que no podía soportar más.
Basta ya de hipocresías, seamos más solidarios, más justos, exijamos más presupuestos para la Salud, la Educación, es la mejor manera de cuidar a los ciudadanos de un país del "primer mundo". El otro mundo que está ya en las últimas es casi imposible remontar, porque siguen quitando y engañando. ¿Hasta cuándo, me pregunto?
Si tomamos conciencia, nos movilizamos con los más cercanos, tal vez, entre todos podamos evitar que nos sigan engañando y quitando el bienestar que nos han prometido.
Parece al final que al Norte nunca le alcanza nada, la lucha del Norte y el Sur.
Qué poco comprenden los pueblos de sus derechos fundamentales cuando los engañan con tanto. Al final todos terminamos pensando que la crisis mundial está provocada porque el mundo es así, siempre hubieron pobres y ricos, o porque Dios así lo quiere.
Siento rabia, mucha bronca. Me entristece mucho que haya gente que sufra tanto sin una mano amiga, sin que nadie le diga una frase de cariñó. Sé que una caricia, una sonrisa, una breve conversación, puede hacer que el que llora, sonría y no se sienta tan solo.

domingo, 27 de abril de 2008

Lejos de ella...

Me gusta mucho ver pelis, leer, y pintar mandalas, un pasatiempo nuevo que resulta relajante y ayuda a meditar.
Lo que quiero ahora compartir es una película que he visto llamada "lejos de ella", creo que me cautivó, tal vez, por el miedo que siento a que la vida me ponga en ese camino sin regreso, tan cruel, como otros tantos que existen, aunque no los veamos. Me gustaría tener la valentía de esa mujer para decidir mi destino tan dignamente, cuando el olvido te llega y se convierte en un vacío total. Creo que su amor y solidaridad van vinculados, es un acto de amor.
Sin embargo creo que el director nos deja en la duda, si su mal estaba tan avanzado como ella lo aparentaba. A mí personalmente, todo me indica que su rápida decisión de ingresar en la residencia es, y me repito, un gran acto de amor y solidaridad.

Estar en una residencia es tal vez para muchos algo muy triste por la soledad que conlleva, quedas ahí como olvidado, y no tan cuidados como nos hacen creer.
He tenido experiencias laborales en esos lugares donde el olvido, y la falta de cariño es, si el personal no ayuda a paliar, penoso y muy duro. Quiero creer que no todos los sitios son iguales y que hay muchas personas trabajadoras en estos sitios que dan todo de sí. La mayoría de las veces la responsabilidad de lo que sucede no depende de los que trabajan, sino de los que dirigen.
Una vez asistí a una reunión en la Federación de Residencias de la Tercera Edad y pregunté ¿por qué permiten "residencias" donde las personas alojadas allí no tienen los cuidados y el cariño que necesitan?, la respuesta que obtuve fue, que si denunciaran a todas esas "residencias", las tendrían que cerrar, por lo tanto, no habría sitio para atender a toda la gente que lo necesita, porque las que son públicas, que funcionan mucho mejor y tienen personal cualificado son insuficientes.
Es increíble ver como algunos dueños de estas residencias se comportan cuando están los familiares presentes o como hacen que todo parezca perfecto antes de que lleguen a visitar a su familiar o amigo. Luego la realidad es totalmente diferente.
Esta es una denuncia-reflexión de lo que nos puede pasar a cualquiera de nosotros.
Invito a pensar en ello a quien llegue a leer estas líneas, espero que sirvan humildemente para algo, para reflexionar.
Reflexionando y denunciando se pueden mejorar y cambiar muchas cosas.
Al final la película que no llega a plantear nada de lo que acabo de escribir, hizo que por asociación de ideas volvieran a mi mente cosas que he visto y no me han gustado nada. Si olvidamos a nuestros mayores, niños y todos aquellos que carecen de tanto, mañana seremos nosotros los olvidados.