domingo, 27 de abril de 2008

Lejos de ella...

Me gusta mucho ver pelis, leer, y pintar mandalas, un pasatiempo nuevo que resulta relajante y ayuda a meditar.
Lo que quiero ahora compartir es una película que he visto llamada "lejos de ella", creo que me cautivó, tal vez, por el miedo que siento a que la vida me ponga en ese camino sin regreso, tan cruel, como otros tantos que existen, aunque no los veamos. Me gustaría tener la valentía de esa mujer para decidir mi destino tan dignamente, cuando el olvido te llega y se convierte en un vacío total. Creo que su amor y solidaridad van vinculados, es un acto de amor.
Sin embargo creo que el director nos deja en la duda, si su mal estaba tan avanzado como ella lo aparentaba. A mí personalmente, todo me indica que su rápida decisión de ingresar en la residencia es, y me repito, un gran acto de amor y solidaridad.

Estar en una residencia es tal vez para muchos algo muy triste por la soledad que conlleva, quedas ahí como olvidado, y no tan cuidados como nos hacen creer.
He tenido experiencias laborales en esos lugares donde el olvido, y la falta de cariño es, si el personal no ayuda a paliar, penoso y muy duro. Quiero creer que no todos los sitios son iguales y que hay muchas personas trabajadoras en estos sitios que dan todo de sí. La mayoría de las veces la responsabilidad de lo que sucede no depende de los que trabajan, sino de los que dirigen.
Una vez asistí a una reunión en la Federación de Residencias de la Tercera Edad y pregunté ¿por qué permiten "residencias" donde las personas alojadas allí no tienen los cuidados y el cariño que necesitan?, la respuesta que obtuve fue, que si denunciaran a todas esas "residencias", las tendrían que cerrar, por lo tanto, no habría sitio para atender a toda la gente que lo necesita, porque las que son públicas, que funcionan mucho mejor y tienen personal cualificado son insuficientes.
Es increíble ver como algunos dueños de estas residencias se comportan cuando están los familiares presentes o como hacen que todo parezca perfecto antes de que lleguen a visitar a su familiar o amigo. Luego la realidad es totalmente diferente.
Esta es una denuncia-reflexión de lo que nos puede pasar a cualquiera de nosotros.
Invito a pensar en ello a quien llegue a leer estas líneas, espero que sirvan humildemente para algo, para reflexionar.
Reflexionando y denunciando se pueden mejorar y cambiar muchas cosas.
Al final la película que no llega a plantear nada de lo que acabo de escribir, hizo que por asociación de ideas volvieran a mi mente cosas que he visto y no me han gustado nada. Si olvidamos a nuestros mayores, niños y todos aquellos que carecen de tanto, mañana seremos nosotros los olvidados.

1 comentario:

Toñy dijo...

Gracias por las palabras que me dejaste en el rincón.

Sabes, yo soy anti-residencias y te lo digo de primera mano. Sé que mi abuela, de 96 años, no habría aguantado más días de la semana que nos vimos obligados a llevarla. El cuidado es sinónimo de dejadez en estos centros y, para qué mentirte, nunca van a estar mejor de lo que pueden estarlo en casa.

Besetes